La Noche de los Cristales Rotos es el nombre que se le da al pogromo (Destrucción dirigida a los judíos) llevado a cabo por los nazis en toda Alemania y Austria en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938. El nombre hace referencia a las vidrieras de los comercios destrozadas por los vándalos. Oficialmente constituyó una represalia por el asesinato de un funcionario de la embajada alemana llamado Ernst von Rath a manos de un joven refugiado judío, Herschel Grynszpan, el 7 de noviembre en París.

Escaparate hecho trizas de una tienda de propiedad judía destruida durante la Kristallnacht (la «Noche de los cristales rotos»). Berlín, Alemania, 10 de noviembre de 1938.

El 9 de noviembre, Von Rath murió a causa de sus heridas. Esa misma noche, un grupo de jerarcas nazis se reunió en Múnich para conmemorar el aniversario del intento fallido de Hitler de tomar el gobierno de Baviera en 1923. El ministro de propaganda nazi, Joseph Göbbels, señaló que había llegado la hora de golpear a los judíos. Los líderes nazis enviaron instrucciones a sus hombres en todo el país: el pogromo tenía que parecer popular y espontáneo, y los activistas debían incorporarse después. En pocas horas estallaron graves disturbios en numerosas ciudades. Las vidrieras de los negocios judíos fueron destrozadas y los locales saqueados, se incendiaron centenares de sinagogas y hogares judíos y muchos judíos fueron atacados físicamente. Alrededor de 30.000 fueron arrestados y deportados a los campos de concentración en Dachau, Sachsenhausen y Buchenwald, donde se los hizo objeto de tratos brutales y muchos murieron. Durante el pogromo mismo, unos 90 judíos fueron asesinados.

Al finalizar este ataque, los nazis continuaron con otro tipo de severas medidas antijudías. La apropiación de bienes y propiedades judías, se aceleró: la comunidad judía fue obligada a pagar una multa de 1.000 millones de marcos, como indemnización por la muerte de Von Rath, y los alemanes crearon una Oficina Central para la Emigración Judía para “estimular” a los judíos a que abandonasen Alemania.

Los países occidentales y la Unión Soviética se conmovieron por el pogrom de la Kristallnacht, y como resultado de ello algunos gobiernos comenzaron a permitir el ingreso de un mayor número de refugiados. Sin embargo, los nazis no se desanimaron y continuaron forjando su plan de eliminar al judaísmo europeo.